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confinados
Historias
(Des)Confinados es una plataforma para dar voz a todas aquellas personas que siguen trabajando en primera línea enfrentándose a los retos que conlleva el COVID-19.
Gracias a sus testimonios hemos elaborado un reportaje multimedia para conocer cuáles son sus rutinas y su importante papel en la situación actual. Combinando el periodismo narrativo y la información basada en datos os presentamos el producto final del proyecto.
Además podéis conocer a todas las fuentes que nos han ayudado a construir nuestro relato gracias al mapa interactivo que tenéis a continuación.
Gerona
Barcelona
Tarragona
Lérida




Lérida
Tarragona
Barcelona
Gerona
De invisibles a esenciales
Como cada martes desde que empezó el confinamiento, hoy es el día de los recados. Enciendo la televisión y veo la rueda de prensa de Pedro Sánchez en la que afirma que prolonga dos semanas más el estado de alarma. Y con esto ya serán dos meses bajo dichas circunstancias, y no parece que vaya a acabar pronto. Desde que la pandemia llegó a España, a finales de febrero (según datos oficiales), nuestras vidas han dado un giro radical. La mía no es una excepción. Como a otros 2’6 millones de españoles, me han aplicado un ERTE y, al trabajar en el sector de la hostelería, mi futuro laboral es totalmente incierto. ​​​
A fecha de hoy se contabilizan 27.563 personas fallecidas a causa del coronavirus. Es por eso que los ciudadanos deben extremar las medidas de precaución. Usar mascarilla y guantes, mantener una distancia de seguridad de 2 metros y lavarse las manos con mayor frecuencia son algunas de las indicaciones dadas por el gobierno y el sector sanitario.
Entre recetas y fármacos
Vídeo animado sobre consignas de protección realizado con Powtoon
Como hoy es el día que salgo a hacer los recados, debo tener en cuenta estas medidas. Pero al haberme quedado sin mascarillas, lo primero que hago es dirigirme a la farmacia. Después de esperar detrás de la señal marcada en el suelo y lavarme las manos con el gel de la entrada, me atiende una chica detrás de una mampara.
Fotografía de Nerea, una de las auxiliares de farmacia en su lugar de trabajo
El sistema de repartición de mascarillas permite, mostrando la tarjeta sanitaria, recoger una mascarilla quirúrgica de forma gratuita. Después de esta, las siguientes se deberán pagar a un precio inferior a un euro. Una medida para acabar con la subida de precios de este tipo de material.
- Buenos días, vengo a por una mascarilla quirúrgica.
- Aquí tienes
- Y por curiosidad, ¿la gente puede llevarse las mascarillas que quiera?
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-
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​
- Gracias, que tengas un buen día.
La auxiliar de farmacia en Santa Coloma de Gramenet, Nuria Solís, comenta que el reparto de productos tales como mascarillas quirúrgicas no es constante. ”Lo mismo llegan cada 4 dias que cada 9, es un poco irregular. Depende de la cantidad que tengan en el laboratorio”.
Este tipo de problemas se tienen en todos los establecimientos de este sector. Un ejemplo de ello lo encontramos en Segur de Calafell, donde una de sus auxiliares de farmacia, Nerea, comenta el motivo que se esconde tras la subida de los precios.
Un trayecto atípico
Como vivo a las afueras de la ciudad debo coger un autobús para poder ir a hacer la compra de la semana. Me pongo la mascarilla, me vuelvo a lavar las manos y me dirijo hacia la parada de buses. Cuando este llega, solo se abre la puerta trasera como se indicó desde el principio del estado de alarma.
Según la AMB, el uso de mascarilla es obligatorio para los pasajeros de autobús. Esta normativa también se da en el transporte de Lérida, como bien nos explica una de sus conductoras de autobús, Adriana.
Al principio les proporcionaron una mascarilla de tela que posteriormente se cambió por una quirúrgica. A su vez se habilitaron a cada trabajador una pantalla protectora colocada en la cabeza y gel hidroalcoholico. En relación con el autobús, los pasajeros deben subirse por la puerta central de él y no por la delantera, con el fin de evitar el contacto con los conductores. Además, también se han puesto unos precintos de seguridad para delimitar el espacio y evitar que se acerquen a los trabajadores del autobús.
Imagen animada y audio de Adriana, conductora de autobús en Lérida
Tras bajarme del autobús, llego al supermercado donde quería ir a comprar. Justo antes de entrar, veo un camión de reparto que entra por la puerta del almacén. El logotipo de la marca parece indicar que se dedican a la distribución de frutas y verduras, alimentos básicos y totalmente esenciales durante estos días. El conductor tiene cara de cansado, me pregunto por qué será.
La encargada de logística de una empresa de distribución de fruta y verdura, Laia, explica las dificultades para hacer llegar las mercancías a los distintos puntos de venta. El problema principal son el aumento de controles por parte de las autoridades, que ralentizan todo el proceso de distribución. Además, les obligan a mostrar toda la mercancía y no permiten que el conductor ayude en el proceso de descarga.
Aun así, Laia indica que ha aumentado mucho la demanda de estos productos, especialmente desde la semana antes del inicio del confinamiento, en la que se llegaron a duplicar el número de desplazamientos realizados.
Video-testimonio confeccionado a partir de una entrevista virtual con Laia, encargada de la logística de una empresa de transporte de mercancía
La fiebre del super
Sigo andando y antes de entrar al supermercado, me hacen esperar fuera del establecimiento. Al parecer, se está superando el aforo permitido en el interior del lugar, y debemos esperar fuera manteniendo las distancias de seguridad. El empleado encargado del aforo va repartiendo guantes de plástico y dosis de gel hidroalcoholico antes de que las personas vayan entrando.
La situación de estos establecimientos ha ido cambiando a lo largo de estos 3 meses. La presencia de un guardia de seguridad, las mamparas que separan a los cajeros de los clientes o la escasez de ciertos productos son algunos de los signos que demuestran que la realidad ha cambiado totalmente.
A grandes rasgos, esta situación es igual en todos los comercios de este sector, así lo explican diferentes trabajadores desde sus respectivos supermercados:
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Montaje audiovisual de elaboración propia a partir de distintas respuestas de trabajadores en supermercados
El ambiente del establecimiento es un tanto enrarecido. En general, la gente se comporta como siempre, pero se respira un aire viciado de nerviosismo. De vez en cuando se escucha alguna mala contestación de algún cliente hacia los cajeros, que no entienden por qué cierran antes o por qué ya no quedan guantes.
Controles urbanos
Después de pasar por caja, salgo del supermercado para coger de nuevo el autobús. Pero antes de llegar, un policia me para y me pregunta:
- Buenos días, ¿hacia dónde se dirige?
- Acabo de salir de comprar un par de cosas y ahora me dirijo hacia casa.
- ¿Le importaría enseñarme el ticket de compra?
- Sin problema.
​Los cuerpos de seguridad son otros de los sectores que no pueden dejar de funcionar a pesar de encontrarnos en esta situación. Un Mosso d’Esquadra del área metropolitana de Barcelona nos cuenta cómo ha cambiado su trabajo desde que empezó la pandemia.
Las sanciones por saltarse el confinamiento oscilan entre los 600 euros por “desplazamientos no autorizados” hasta los 10.400 por “organizar o participar en actividades, festejos o celebraciones”, según datos del Ministerio de Interior. De hecho, a finales de marzo la cifra de detenidos ascendía hasta los 6.700, con un total de 740.117 propuestas de sanción.
Habiendo llegado ya a casa y guardado la compra, escucho mi teléfono sonar. Es mi amiga, una auxiliar de enfermería que está a punto de empezar a trabajar. Hacía mucho que no hablaba con ella porque ahora apenas tiene tiempo.
En el ojo de la tormenta
Los hospitales están colapsados. Hasta tal punto que se están trasladando a enfermos con el virus a otras plantas debido a la falta de camas disponibles. Los sanitarios no dan a basto, es por ello por lo que se ha recurrido a los alumnos de los últimos años de enfermería o medicina y a profesionales ya retirados para que les echen una mano.
Fotografía y audio de las EPIS utilizadas en en Hospital Germans Trias i Pujol proporcionada por la enfermera Ariadna
Hablando con ella veo como se derrumba emocionalmente. Lleva más de dos meses luchando en primera línea contra el virus, y hoy ha recibido una noticia devastadora: una de sus compañeras ha dado positivo en Covid-19. Una más en la larga lista de contagios.

Infografía de elaboración propia con datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad Español
Más de 41.000 sanitarios han sido infectados por el nuevo coronavirus. Eso representa casi un 20% de los contagiados en España, cifra que aumenta hasta los 231 mil. Una situación muy grave si la comparamos con el resto de los países, en los que este porcentaje es mucho inferior. Aun así, la parte más difícil de su trabajo llega en el momento de afrontar mentalmente esta situación. Así lo explica Arantxa, una de las auxiliares de enfermería del Hospital Vall d’Hebrón.
Ya casi son las 20h, el único momento del día en el que rendir homenaje a todos aquellos trabajadores que contribuyen a que personas como yo puedan seguir en casa y a salvo. Aquellos que se exponen a la enfermedad o luchan para acabar con ella, ya sea desde una caja de supermercado, conduciendo un camión o cuidando personas en el hospital.
Montaje audiovisual de elaboración propia con diversas respuestas de Arantxa, auxiliar de enfermería.
Todos ellos son servicios esenciales, todos ellos son: (Des)Confinados.